El Espectador | Alejandra Moreno
En el Día del Maestro es importante destacar la labor que ejercen en la construcción del tejido social y en la formación de profesionales que impacten de forma positiva sus entornos.
Hoy más que nunca el maestro es un ser perfectible, actualizado, crítico y propositivo que busca estar a la vanguardia y encontrar soluciones / Drazen_
Seguramente todos tienen en su memoria y en el corazón el nombre de algún profesor que en determinada etapa de la vida los acompañó en su proceso educativo, les dio un consejo y hasta los orientó en esa decisión de qué carrera estudiar o inclusive en dilemas personales que nada tenían que ver con el área educativa, pero que en ellos se encontró también un amigo.
Esos son algunos de los roles que desempeñan los docentes ya sea en prescolar o en la universidad y que sin duda alguna es una labor que, en el Día del Maestro en Colombia, vale la pena destacar. Pues sin ellos, la construcción de tejido social y esas bases en la formación de las personas sería una tarea compleja, por no decir imposible.
Y es que como lo señala Antonio Moreno Quiroga, jefe de área de español del colegio bilingüe Richmond, “desde sus orígenes el papel del maestro se reconoce como el garante de la transmisión de los fundamentos de la cultura. George Steiner hace una hermosa revisión de la manera en que el profesor, con el pasar del tiempo, se ha convertido en el epítome de la lucha por construir pilares que les permitan a los sujetos mantener el poder de asombro, pero no desde un lugar inalcanzable. Más bien se trata de volcar la mirada sobre la perspectiva del maestro como un sujeto que tiene la posibilidad de tender puentes entre tiempos, lugares y realidades”.
Esos puentes que permiten, a través de la pedagogía, formar ciudadanos críticos, activos políticamente, con valores cívicos y una mirada holística que piensen en la construcción de mejores sociedades: justas, inclusivas, solidarias y equitativas. “De igual forma, los maestros en Colombia sabemos que desde las aulas podemos coadyuvar a la construcción de la paz que tanto anhelamos, así como crear sentidos y horizontes de vida compartida sobre la base de una sana convivencia que se puede gestar desde la experiencia cotidiana que se vive en la escuela”, dice el Hno. Cristhian J. Diaz M, Vicerrector Académico de la Universidad de La Salle de Bogotá.
Esa paz que hoy más que nunca, en medio de la protesta, el descontento social, las necesidades tanto laborales, educativas y de la búsqueda de una mejor calidad de vida, requiere de esas voces, criterios y consensos para construir en equipo y ver esas necesidades como un aliado para mejorar esa calidad de vida en el desarrollo humano y que claramente desde la academia y la docencia se puede aportar.
“Nosotros como docentes tenemos que sembrar esperanza y eso solo se logra en el reconocimiento de la diversidad con la que interactuamos. En el reconocimiento de diferentes formas de aprender y de ver la vida en su totalidad. Por eso, tenemos la tarea de fortalecer mucho el trabajo por la defensa de los derechos humanos, el trabajo por el derecho a la vida, la igualdad, la equidad, eso forma parte de nuestra gestión en la formación de docentes y que así mismo ellos lo repliquen con sus estudiantes”, señala, Clara Pedraza, decana de la Escuela de Educación de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia, UNAD.