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Con el paso del tiempo, los libros y los cuadernos han dejado de ser las únicas herramientas pedagógicas. Niños hiperconectados y con acceso constante a múltiples tecnologías requieren modelos educativos más integrales que se adapten a su entorno y necesidades. De ahí que las instituciones educativas estén en un constante replanteamiento de sus modelos pedagógicos, priorizando la educación socioemocional de los infantes.

Fomentar el desarrollo socioemocional contribuye a la construcción de personas capaces de reflexionar sobre sí mismas, sobre la calidad de sus relaciones interpersonales y sobre el mundo que les rodea. De esta manera, los estudiantes son más seguros, autónomos y conscientes para enfrentar y asumir con mayor madurez las dificultades, retos académicos y personales, sintiéndose felices y aportando activamente a la sociedad en la que viven.

Esto conduce a que el estudiante desarrolle competencias para la vida tales como: autoconocimiento, autorregulación, habilidades sociales, conciencia social y la toma responsable de decisiones. Importantes instituciones educativas como el Colegio Bilingüe Richmond (CBR) han venido incorporando en sus prácticas esta perspectiva con resultados prometedores.

“En el CBR nos planteamos el aprendizaje socioemocional como el desarrollo progresivo de destrezas vitales vinculadas con el ámbito personal, relacional y sistémico (comprensión del mundo y los diferentes contextos en los que se desenvuelven). Bajo la filosofía TYQUY “Ser para estar bien”, acompañamos a los estudiantes en la construcción de un proyecto de vida con sentido a través del desarrollo de herramientas que contribuyan al éxito académico y la excelencia humana, formando ciudadanos felices.” afirmó Paula Uribe del Colegio Bilingüe Richmond.

Más que un programa, este modelo educativo comprende un modo de vivir que promueve la búsqueda del bienestar propio y de la comunidad. Así pues, trasciende el espacio curricular y sus prácticas llegando a propiciar experiencias que promueven el crecimiento personal.

Estas habilidades socioemocionales se desarrollan desde temprana edad en el núcleo familiar, por lo que se hace de gran importancia que las figuras parentales desde la primera infancia modelen y enseñen a sus hijos la manera como ellos pueden lidiar con sus frustraciones, aciertos y retos; reconociendo y gestionando sus emociones.

Cabe resaltar que el aprendizaje socioemocional es un proceso que nunca debe darse por terminado. Es importante que desde el seno del hogar se empiecen a construir los cimientos de una educación emocional, que debe reforzarse en la escuela. Esta sincronía brindará al niño la posibilidad de tener una vida armónica, equilibrada, satisfactoria y consciente” concluyó Paula Uribe, Consejera Escuela Media Colegio Bilingüe Richmond.